En el segundo capítulo vemos como don Quijote decide emprender un viaje
como caballero para ayudar y defender a las personas que le necesiten, tal y
como hacían los caballeros de las novelas de caballería que él leía. Coge sus
armas, monta en rocinante y comienza el viaje. Al caer la noche llega a una
venta, en este momento podemos comprobar el problema que causaron los libros de
caballería en don Quijote, como han captado tanto su atención que vive su
propia realidad inmerso en un mundo de ficción ya que confunde la venta con un
castillo, a dos mujeres con princesas, al ventero como el alcaide de la
fortaleza.
Esta forma que tiene don Quijote para abstraerse del mundo real y vivir en
el mundo de los caballeros andantes me recuerda a la infancia de muchos niños,
que mediante su imaginación crean sus propios mundos en los que son héroes que
intentan salvar el mundo.
Joaquín García Montalvo